Por: Rosa Acevedo Jaramillo
Concejal del municipio de Itagüí
4 de septiembre de 2020
Luisa* es una joven de 22 años, madre de una menor de 2 años, convivía con su pareja, en la cuarentena fue víctima de violencia intrafamiliar por parte de su compañero sentimental, después de ser agredida decidió irse a casa de sus padres, la situación de desempleo ha desencadenado síntomas de depresión, ésta es una historia que tuve la oportunidad de conocer en mi trabajo comunitario, pero es una de las miles que tenemos en nuestro municipio.
Y es que con la pandemia y el confinamiento que por cerca de 5 meses hemos tenido que vivir, obligó a que nuestro estilo de vida cambiará radicalmente, trasladamos las oficinas a nuestros hogares, con ello la fatiga y el cansancio se hicieron notables por las jornadas de estudio con nuestros hijos que ahora requerían de una mayor atención. Para muchos el desempleo y las carencias económicas se hicieron reales y para otros tantos ciudadanos la enfermedad y la muerte tocaron sus puertas.
Todo este cúmulo de situaciones cambió nuestra manera de vivir, y aunque aún no hemos superado la pandemia, nuestro país intenta retomar su actividad económica en lo que hemos llamado “la nueva normalidad”, pero detrás de ese panorama está lo que la OMS (Organización Mundial de la Salud) ha denominado la otra pandemia: la de la salud mental. Y cuando hablamos de salud no sólo nos referimos a la física, sino a un concepto amplio que tiene que ver con un estado de bienestar del individuo que abarca lo mental, espiritual y social.
Durante mucho tiempo la salud mental fue considerado un tabú para la sociedad, y cuando se tenía alguna alusión al tema sólo se pensaba en trastornos asociados a la esquizofrenia y otros de mayor gravedad, pero hoy tenemos una mayor comprensión de lo mental, sabemos que la depresión, trastornos del sueño, trastornos de alimentación, trastornos de ansiedad, estrés son comunes en nuestras sociedades y hacen parte de las enfermedades que tienen que enfrentar los profesionales de la salud.
Según la OMS en el mundo existen 264 millones de personas que sufren depresión y al menos 792 millones sufren algún problema de salud mental, y en su mayoría las afecciones aparecen en la adolescencia, siendo el suicidio la segunda causa de muerte en la población juvenil según este organismo. Y cuando hablamos de la salud mental de los colombianos el panorama es igualmente desalentador, el incremento de los problemas de violencia intrafamiliar y los suicidios se han hecho más notorios con el confinamiento. El Instituto Colombiano de Medicina Legal reveló que en la cuarentena se han reportado 27.000 casos de violencia intrafamiliar, en su mayoría relacionados con sus parejas sentimentales, así mismo el Observatorio Colombiano de las Mujeres reporto que se presentó un incremento del 175% en los casos de consulta a las líneas de atención por violencia a la mujer.
Un reciente estudio de la Universidad de Barcelona en cooperación con el Colegio Colombiano de psicología titulado “Efectos de la salud mental de la población colombiana durante la pandemia del COVID – 19” da cuenta del impacto que ha tenido la cuarentena sobre la ciudadanía, según este estudio el 35% de las personas han presentado síntomas de depresión, el 29% están relacionados con el trastorno de ansiedad, el 54% manifestó sentirse nervioso, 43% cansado, el 63% desmejoró sus condiciones laborales y el 50% redujo su actividad física.
Todas estas cifras y hechos que vemos en las noticias no pueden desconocerse, el deterioro de la salud mental es la otra cara de la pandemia, y como tal debe ser entendido como un problema de salud pública. De ahí la importancia que en nuestro municipio se mejoren los programas de prevención y promoción de la salud mental, con el personal psicosocial capacitado para atender a nuestros ciudadanos. Y es que el municipio de Itagüí no es ajeno al panorama que vivimos a nivel nacional, casos como el de Luisa que conocí son el pan de cada día, nuestras familias han tenido que convivir en varios casos con el consumo de sustancias psicoactivas en nuestros jóvenes, muchas de nuestras mujeres han sido violentadas por sus parejas y hemos conocido casos de jóvenes que han recurrido al suicidio como alternativa.
Tenemos la responsabilidad como sociedad de hablar del tema, de desmitificar los problemas de salud mental, saber que en cualquier momento de nuestra vida podemos vivir un cuadro de depresión o de ansiedad y no por ellos debemos ser estigmatizados, sino brindar el apoyo y recurrir a los profesionales expertos para tratar todas estas patologías. La mejor manera de enfrentar este problema que hoy vivimos es desde lo institucional con el fortalecimiento de los programas de salud mental a la población, así como una mayor destinación de recursos para hacer un trabajo integral en salud, que busque la prevención de conductas como el suicidio, la violencia intrafamiliar y el consumo de sustancias psicoactivas.
Como les señalé anteriormente, la salud es un tema integral y por eso es deber de todos trabajar por la salud mental propia y la de las personas que tenemos a nuestro alrededor. Algunas de las claves que recomiendan los profesionales de la psicología y que en mi caso me han servido para afrontar estas situaciones son: el ejercicio físico, una alimentación saludable, dormir bien, pasar tiempo con la familia y los amigos, disfrutar de la naturaleza, desarrollar un pasatiempo, ejercicios de relajación y control de la respiración; y lo más importante tener tiempo para hablar con Dios.
El bienestar de los itagüiseños es una prioridad en mi quehacer político, por eso desde el Concejo Municipal trabajo para que la salud mental de los itagüiseños sea una prioridad, pero es un esfuerzo en conjunto que tenemos como sociedad y como familia, debemos estar atentos a las señales de alerta cuando nuestra mente así lo indique para buscar ayuda profesional, así como rodear a las personas que padecen algún problema de salud mental, porque si tenemos una población sana mentalmente tendremos mejores condiciones de calidad de vida.
*El nombre fue cambiado por respeto a su privacidad.
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